martes, 11 de marzo de 2014

¡JUNTOS, PODEMOS!

Día 10, lunes. Encuentro con la Familia Salesiana de Galicia


A las 18,30 del lunes día 10 llega la Madre al salón parroquial de Santa Mariña Dozo en Cambados. Hay ya más de cien personas que la esperan, entre ellas, la Comunidad de Salesianos de Castrelo,  y numerosas Antiguas Alumnas y la ADMA de Cambados, catequistas y simpatizantes, además una representación de las Comunidades y ADMA de Caldas y de Vigo, así como algún representante de ANPAS.

Manolita Galiñanes, AA.AA, en nombre de todos le da la acogida con unas palabras cariñosas y sencillas que acompaña con el detalle de un horreo  típico gallego. La Madre, muy acogedora, saluda con gentileza y expresa su sentir: Nos encontramos, dice, sin conocernos y ya sintonizamos como si nos conociéramos de toda la vida; y es que todos  nosotros tenemos el espíritu salesiano, que es don de Dios a nuestra gran Familia. (Muchos sonríen y asienten)

Otro don que tenemos como Familia Salesiana es el carisma de la educación. Hoy la educación es una necesidad urgente y para nosotros, una responsabilidad Los jóvenes necesitan ser educados, orientados. Y no sólo la Parroquia, la Escuela, los Religiosos, sino todos tenemos esa responsabilidad, de la que depende la felicidad de  ellos y la mejora de la sociedad y del mundo. Y esto hemos de hacerlo juntos, en red, completándonos. Con énfasis dice: ¡Juntos, podemos!

Y tenemos como Familia Salesiana, otro don: el don de la alegría, porque tenemos esperanza. Y esta esperanza y alegría tenemos que difundirlas. El mundo lo necesita y los jóvenes los primeros…

Como colofón, invita a todos como Familia Salesiana, a trabajar por la vocación, a ayudar a los jóvenes a encontrar su propio camino. Ellos lo necesitan, aunque no nos lo pidan explícitamente. Muchas veces, están desorientados. También el Sacerdocio y la Vida Consagrada necesitan jóvenes generosos. Y los jóvenes de hoy tienen muchos valores… Y hay mucho trabajo que realizar.

Después de responder a varias preguntas que responde con claridad y con datos precisos, finaliza el encuentro con un gran aplauso y una interminable despedida, pues todas quieren darle un beso y hacerse una foto con ella.

Al fin, hacemos una foto de grupo, aunque muchos y muchas se habían ido yendo.

Está claro que la Madre conquistó los corazones.

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