martes, 11 de marzo de 2014

“SIEMPRE CAMINANDO, SIEMPRE PEREGRINAS”

Martes, día 11. Encuentro con las hermanas de las comunidades de Galicia


Una tarde de sol espléndido, mucha alegría y ganas de encuentro en el corazón, al abrigo de la casa del Apóstol,  fuimos llegando por los diversos caminos  que llevan a Santiago, las hermanas de las comunidades de Galicia para el encuentro de familia con la Madre.

Su abrazo, su sonrisa acogedora, sus preguntas- “¿Cómo te encuentras? ¿Dónde estás ahora? ¡Qué  alegría volver a verte!”-  y muchas expresiones de cariño,  fueron creando entre nosotras ese clima de familia que nos hace disfrutar y sentirnos todas de  casa.

Eran como las 4,30 de la tarde y ya estábamos reunidas, en la “sala de arriba”, que nuestros hermanaos salesianos nos dejaron para convertirla por unos momentos en un pequeño cenáculo.

Comenzó el encuentro con un saludo cariñoso por parte de las hermanas, haciendo realidad el eslogan que nos acompaña.

“Nuestra casa, tu hogar. Y así celebramos con  gozo inmenso  saber que estás con nosotras, aquí en este rincón del mundo, cerca de Finisterre  que, sin duda,  te recordará aquel otro  Finisterre que te vio nacer y crecer y partir…  para escuchar, para compartir, para celebrar tu paso por nuestra tierra, tu tierra, tu hogar. Pues como el poeta peregrino, también tú puedes decir:  “Rico en sonrisas soy, rico en amigos voy,   un millonario en amor”.

Y contigo también nosotras siempre  en camino. Somos pocas por estas tierras  siempre abiertas  y a la espera, de quien lleve en su interior  perfume de buen incienso, perfume que haga sentir  en el gesto y las palabras que el Señor es quien nos guía, Él es quien atrae y llama. Y  por eso el  signo, recuerdo de nuestro encuentro, que entregamos a la Madre: Un BOTAFUMEIRO:   Todo un símbolo que nos habla de aquello que es el respirar de nuestras vidas. Esas vidas que tú constantemente alientas y  orientas y animas, con tu palabra, con tus gestos, con tu buen hacer y tu testimonio de vida. Y concluimos con una de esas  bienaventuranzas del peregrino que ella bien se merece:  

´Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que un paso atrás para ayudar a otro vale más que cien hacia delante sin mirar a tu lado.

Y nuestro agradecimiento  por venir junto a nosotras en este rincón – recuncho-  de nuestro gran universo. Como Madre Mazzarello, llevando  alegría, ilusión  y mucha sed de Infinito, en tu mochila, en tu voz de Madre, de hermana y guía de tantas y tantas hijas que contigo peregrinan”.

Y por último, con alegría y mucho entusiasmo, entonamos el canto: “Mi casa es el mundo…”, que nos sale muy bien y a la Madre le gusta.

Y así dispuestas, en ese pequeño cenáculo,  acogemos sus palabras, las palabras de quien nos habla desde el corazón:

“Me siento muy feliz de estar aquí con vosotras, de veros, así después nos queda una cercanía más grande.   “Mi casa es el mundo”. Sí, el Instituto es una única casa, cuyo techo es el cielo. Hay 84 salas grandes: son las inspectorías. Luego hay salas más pequeñas, las comunidades. Entre una sala y otra, hay un corredor que está abierto siempre. No hay porteras. Se puede pasar de una  a otra sin salir de casa. Me alegra encontrarme con todas vosotras las hermanas que estáis en Galicia. Es una gracia estar aquí. Si llega gente de todo el mundo, es un signo estar nosotras también aquí. Queremos ser casa, una casa peregrina. No queremos quedarnos quietas. En la vida salesiana, siempre en camino, siempre peregrinas.

Y vemos que, a medida que vamos caminando, el camino sigue, pero distinto. Ya no es igual. Tenemos más para vivir…

El Instituto está en un momento de giro. Y es muy importante dar bien ese giro, porque el camino es siempre nuevo, porque caminamos con niños, caminamos con jóvenes. Vamos creciendo, caminando  con ellos.

Nuestro testimonio es muy importante: comunidades de consagradas, ¡por supuesto creyentes! Comunidades, lugares  donde nos sostenemos recíprocamente en el camino de la fe, para saber leer a esa luz y  a la luz de la palabra los acontecimientos diarios.

Desde nuestra comunidad,  que es capaz de dar razón de esa fe: dejarse evangelizar para evangelizar. No es todo automático: dejarse evangelizar para evangelizar y viceversa.

O nuestra comunidad, por su alegría de personas consagrada, es profética, llama la atención de la gente, o no tenemos futuro. Si no interpela - ¿por qué estas mujeres están alegres? ¿Qué las lleva a vivir así?- no vale.

Sobre todo en el mundo de las relaciones. A través de nuestras relaciones humanas Dios pasa, peregrina, para hacer crecer el espíritu de familia. Les suplico que cuiden este espíritu de familia, mantener la capacidad para interesarse por cada persona. No estar corriendo siempre. Correr, pero  desde la profundidad del corazón que mantiene la atención a cada persona. El carisma tiene futuro. El camino puede cambiar – ya lo estamos viendo ahora con el proyecto Alégrate…-, lo importante es la pasión que llevamos dentro. ¡No podemos dormirnos! “Estoy haciendo algo nuevo ¿no lo notáis?”

¡Gracias de nuevo, -termina la Madre -, por vuestra presencia aquí, por vuestras vidas, y sobre todo, por vuestro testimonio de vida"

 

Y mientras vamos dejando resonar dentro del corazón estas palabras de nuestra Madre, nos dirigimos hacia la catedral. La peregrinación es corta, pero cargada de sentido y profundidad. La fachada está en obras, no podremos contemplar el Pórtico de la Gloria, lo que nos lleva a invitar a la Madre a volver en otra ocasión. Ella responde amablemente que encantada. Debemos entrar  por una puerta lateral. La catedral, la casa del Señor Santiago como nos recordó D. Francisco en su saludo, es impresionante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario