miércoles, 12 de marzo de 2014

EN EL CORAZÓN DE LA CASA

     Día 11, martes.  Noche de convivencia con las hermanas de Lugo

 

A las 22,30h del 11 de marzo Madre Yvonne entra por la puerta de nuestra casa. Todo está preparado para la cena, que compartimos en un ambiente de familiaridad y sencillez. A continuación tenemos una sencilla sobremesa, en la que Carmen Riguera, animadora de la comunidad le dirige un saludo en nombre de todas las hermanas. Sor Consuelo Martínez lee los versos de León Felipe: “Ser en la vida romero…” y se proyecta un vídeo –montaje con imágenes de la vida en nuestra comunidad educativa, al tiempo que le cantamos, versionando una canción de Ana Kiro, artista gallega muy popular:

Hola. ¿Qué tal? Madre Yvonne, ¿cómo estás?

Yo presiento que esta noche va a ser algo grande y sensacional.

Sabes muy bien, Te queremos de verdad.

Yo, ¿qué  quieres que te diga? Estoy muy contenta y quiero cantar.

Gracias por estar aquí, gracias por este calor.

Me siento tan encantada que todos los días  doy gracias a Dios.

Gracias por estar aquí, Gracias desde el corazón.

Tú visitas nuestra casa, te aplaude Galicia con gran ilusión.

Hola, ¿qué tal? yo siento tanta emoción.

Hoy estás entre nosotras y estamos contentas  de escuchar tu voz.

Yo ya no sé cómo hemos de pagar tantos años de cariño, de entrega sincera,

de amor de verdad.

Y se le entrega el regalo de cáliz, patena y vinajeras de Sargadelos. Madre Yvonne  nos da las buenas noches: Nos recuerda que Don Bosco quiso crear una familia; no se puede educar a los jóvenes sin darles una familia. Agradece el cariño que le hemos expresado, es un don que cultivar todos los días. Nuestra comunidad es el corazón de la casa, de ella nace el ambiente de la obra educativa. Hace referencia a la experiencia de “las noches abiertas” que le  hemos contado en la cena. Lo ve muy significativa y nos felicita. “Un día dará su fruto- nos dice- que los adolescentes vengan a compartir una noche con nosotras es signo de que vivimos la acogida, la apertura. Así se experimenta la alegría de ser familia, y eso va a ser fecundo. Es muestra también de que esto es un clima habitual, estas cosas no se improvisan”. Agradece también la alegre sobremesa y el clima comunitario que mostramos, es un signo de esperanza.  Por  último nos recuerda que María no solos e pasea por la casa de Nizza, sino que esa es una realidad que se da en cada casa salesiana. A ella nos encomienda.

Termina un largo día con una breve pero sentida acción de gracias en la capilla. Es muy tarde, pero el corazón rebosa.
 

 

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