¡JUNTOS, PODEMOS!
Día 10, lunes. Encuentro con la Familia Salesiana de Galicia
A las 18,30
del lunes día 10 llega la Madre al salón parroquial de Santa Mariña Dozo en Cambados. Hay ya más de cien personas que la esperan,
entre ellas, la Comunidad de Salesianos de Castrelo, y numerosas Antiguas Alumnas y la ADMA de
Cambados, catequistas y simpatizantes, además una representación de las
Comunidades y ADMA de Caldas y de Vigo, así como algún representante de ANPAS.
Manolita Galiñanes, AA.AA, en nombre de todos le da la acogida con unas palabras cariñosas y sencillas que acompaña con el detalle de un horreo típico gallego. La Madre, muy
acogedora, saluda con gentileza y expresa su sentir: Nos encontramos, dice, sin
conocernos y ya sintonizamos como si nos conociéramos de toda la vida; y es que
todos nosotros tenemos el espíritu
salesiano, que es don de Dios a nuestra gran Familia. (Muchos sonríen y asienten)
Otro don que
tenemos como Familia Salesiana es el carisma de la educación. Hoy la educación
es una necesidad urgente y para nosotros, una responsabilidad Los jóvenes
necesitan ser educados, orientados. Y no sólo la Parroquia, la Escuela, los
Religiosos, sino todos tenemos esa responsabilidad, de la que depende la
felicidad de ellos y la mejora de la sociedad
y del mundo. Y esto hemos de hacerlo juntos, en red, completándonos. Con
énfasis dice: ¡Juntos, podemos!
Y tenemos como
Familia Salesiana, otro don: el don de la alegría, porque tenemos esperanza. Y
esta esperanza y alegría tenemos que difundirlas. El mundo lo necesita y los
jóvenes los primeros…
Como colofón,
invita a todos como Familia Salesiana, a trabajar por la vocación, a ayudar a
los jóvenes a encontrar su propio camino. Ellos lo necesitan, aunque no nos lo
pidan explícitamente. Muchas veces, están desorientados. También el Sacerdocio
y la Vida Consagrada necesitan jóvenes generosos. Y los jóvenes de hoy tienen
muchos valores… Y hay mucho trabajo que realizar.
Después de
responder a varias preguntas que responde con claridad y con datos precisos,
finaliza el encuentro con un gran aplauso y una interminable despedida, pues
todas quieren darle un beso y hacerse una foto con ella.
Al fin,
hacemos una foto de grupo, aunque muchos y muchas se habían ido yendo.
Está claro que
la Madre conquistó los corazones.
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